Ocho, diez, doce razones podríamos reunir de un tirón. Las que recordamos enseguida sin que nadie nos ayude. Y aquellas que junto a amigos o familiares vamos asintiendo.
Son muchas las razones por las que Danilo y su gobierno son admirados en el mundo.
Las visitas sorpresa para democratizar el crédito y propiciar el resurgir del campo y el crecimiento de la economía de 7% (el mayor de América). Los capitales que se interesan por invertir porque van a ganar buen dinero seguro. (Nuestro país solito recibió el 39% de toda la inversión extranjera en El Caribe). La Revolución Educativa que ha propiciado la jornada escolar extendida, con más horas de clase, más de 23 mil aulas construidas y/o reparadas.
Más cuidado y solidaridad en escuelas y liceos públicos. Lograr la hazaña de incorporar la mitad de todos los estudiantes a recibir desayuno, almuerzo y merienda.
Democratización de las compras públicas con transparencia y en beneficio mipymes.
Democratización del crédito urbano y rural a favor de micro y pequeños emprendedores, asociaciones y cooperativas.
Regularización de extranjeros en condición migratoria irregular más exitoso en el mundo, con orden y humanidad.
Ser República Dominicana de los pocos países del mundo que aumentó su superficie boscosa.
Y no puede faltar una de las razones por las que se le admira en el mundo: la humilde cercanía de Danilo a la gente.
Hay que viajar, conversar con extranjeros, para escuchar con asombro lo bien enterados que están sobre los logros del gobierno de Danilo.
Esa capacidad de Danilo de interesarse sinceramente en el otro, de dialogar y encontrar soluciones prácticas de aplicación inmediata.
Finalmente, como ha convertido el amor al prójimo en leitmotiv de sus políticas y a la vez en valladar de la indiferencia.